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Breves andanzas de don Quijote



 
Maikel Ramírez, Ana María Ramírez y Geraudí González 

Don Quijote de la Mancha es posiblemente el personaje de la ficción más nombrado y estudiado entre los investigadores de la literatura en lengua española. La travesía de un hombre obsesionado por las novelas de caballería, Alonso Quijano, se convierte en la excusa perfecta para contar una historia que daría la vuelta al mundo y se transformaría en un referente obligado en la literatura universal. No imaginó entonces Miguel de Cervantes que su escuálido hidalgo y los peculiares personajes que lo acompañan, terminarían por ser parte del imaginario popular hispanoamericano.  
Todo comienza en un lugar cuyo nombre tiene sin cuidado a quien narra la historia, pero que describe maravillosamente a un hombre delgado y desgarbado, aparentemente acabado y que de tanto leer novelas de caballería, termina por perder el juicio y lanzarse al mundo a luchar por la justicia y la igualdad de sus semejantes. En esta supuesta locura, Alonso Quijano se convierte en un caballero andante y se hace llamar don Quijote de la Mancha, y convierte así mismo a Dulcinea del Toboso, una plebeya, en la hermosa dama, objeto de su amor. Y a Sancho Panza, un hombre de pueblo, en su escudero y acompañante de la aventura caballeresca que decide emprender.
Es de comprender entonces que la historia de don Quijote es una parodia de las novelas de caballería, las cuales para ese momento ejercían la supremacía sobre otras formas literarias. Sin embargo, lo que pudo pensarse como otra novela más de ese género, terminó siendo la novela moderna por excelencia, en pocas palabras, la obra precursora de la novela moderna. En medio de la parodia, Cervantes salpica al lector de una cantidad diversa de temas que han servido como referente para el estudio y la comprensión de la condición humana; enfrentándolo con los demonios que la sociedad de cada época saca de sí mismo.  
Ahora bien, convertir a don Quijote de la Mancha y las desventuras y acompañantes de su travesía caballeresca, en el referente principal de un texto breve, híbrido y proteico como la minificción, requiere de un esfuerzo que merece un aparte importante en el estudio de la literatura breve hispanoamericana. Es la minificción, o microrrelato como también se le llama, un género que se fusiona en muchos casos con otras formas literarias o no, y que en esta fusión es cuando surgen precisamente textos que remiten al lector a otros textos más antiguos o conocidos.
En este sentido, el autor del texto minificcional recurre a un texto inicial, el cual servirá como referencia; un texto base que puede ser usado como fragmento para contextualizar al lector. Es así entonces como el Quijote se reescribe en espacios más breves, pero no por ello menos interesantes. En estos casos, el autor tiene la libertad de reencontrarse con el texto referente y con los elementos que lo componen, dígase personajes, espacios y situaciones que aderezan y recrean la historia original y brindan al lector la oportunidad de conectar ambas ficciones; una, desde la historia primigenia; otra, desde los recursos infinitos de la posibilidad creadora de quien inventa y lee minificciones.
La minificción conecta al lector no solo con lo breve, sino que además lo convierte en cómplice directo, pues lo hace partícipe del texto desde el mismo momento en el que activa mecanismos para evocar y reajustar lecturas y situaciones pasadas con lo que el texto nuevo le ofrece. Señala Lauro Zavala (2006) que la minificción “es un género híbrido donde se fusionan diversas tradiciones textuales, gracias al ácido retórico de la ironía, que disuelve fronteras convencionales”. Según el autor mexicano, “estas tradiciones pueden ser literarias (narración, poesía, ensayo, crónica, etc.) o extraliterarias (confesión, epitafio, solapa, oración, reseña, instructivo, etc.)”. Esta especie de híbrido textual hace de la minificción un “género literario autónomo”, como bien lo defiende Lauro Zavala.
         En estas minificciones quijotescas, se observan las características propias de este género pero se afianza la figura de un personaje que si bien representa un símbolo en la condición humana, puede pensarse que su conexión está dada solo por la pérdida del juicio; pero lo cierto es que la realidad de este personaje termina por ser más parecida a lo real que la de los otros personajes, supuestamente cuerdos.
         Estos textos, además de breves, también son diversos; es decir, no representan una forma única de minificción: son híbridos, lúdicos y cargados de intertextualidad literaria y extraliteraria. Tal como lo plantea Lauro Zavala, cuando establece las seis propuestas para el estudio de este género, la naturaleza de estos textos suele ser inestable y paradójica, y por ende, deviene en diferentes géneros breves, de naturaleza poética, narrativa, argumentativa, elíptica, pedagógica o alegórica.
         Las minificciones de don Quijote, así como la obra de Cervantes, parodian situaciones de la vida real en las que el hombre es el principal objeto de burla y ridiculización. Se funden, en algunas de ellas, la vida del personaje en su realidad, dígase Alonso Quijano; la obsesión por evadir el mundo real, es decir, don Quijote; o el hombre que lucha en medio de un contexto difícil para vencer sus propios demonios. Encontramos así, distintas tendencias de la minificción: la intertextual, el poeticismo y el minicuento con un final epifánico.
        Sostiene Violeta Rojo que la minificción depende tanto de la sugerencia, la intertextualidad, la parodia y los hipotextos. Es evidente que no hay rasgos textuales verdaderos que nos permitan reconocer una minificción de otro tipo de texto.
         Es decir, la última palabra no está dada; sin embargo, quien decide por cuenta propia o movido por las circunstancias ser un lector de minificciones, terminará reconociendo estos textos, aun sin la base teórica pertinente para hacerlo. El texto le hace una mueca y el lector cae rendido ante ella.

 Geraudí González


Ponencia leída en la I Semana del Libro de la Universidad Simón Bolívar (USB-Sede del litoral). Jueves 23 de abril de 2015.






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