Foto: Daniel Mordzinski |
En una entrevista a Gabriel García Márquez realizada por Plinio Apuleyo
Mendoza, el Gabo cuenta una pequeña historia sobre un recuerdo muy particular
de París. Esa ciudad que deslumbra y sorprende a más de uno, dejó en el autor
colombiano, al menos en ese momento, un sabor de ausencias, miserias, y algo de
desventuras xenofóbicas, en las que confiesa haber vivido un tiempo y el
escenario es esa ciudad que a veces parece encandilar al mundo.
Ahora bien, lo importante, al menos para mí, no es si París es o no esa
ciudad que nos pinta el Gabo; sino la belleza con la que así describe el
momento de toparse con alguien que quizá vivía una desventura mayor a la de él;
que la imagen de aquel hombre en una ciudad desocupada, detenida, dibujaba el
instante en el que, seguramente, tuvo la certeza de que los infortunios no
tienen sentido de la exclusividad. Y que no tienen excepciones ni siquiera en
una ciudad como París.
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